La sulfaclorpiridazina sódica interfiere con la replicación de las bacterias del ácido aminobenzoico (PABA) al inhibir la conversión de ácido tetrahidrofólico en ácido fólico, de modo que sólo los microorganismos que pueden sintetizar su propio ácido fólico son sensibles a las sulfonamidas. Este producto se puede utilizar para controlar la toxoplasmosis y la coccidiosis en cerdos.
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